Quiero compartir con ustedes las palabras que pronuncié por aquel entonces frente a un puñado de amigos y colaboradores, a modo de discurso de inauguración o lanzamiento, se podría decir...
Bien, ahí van...
“Hay gente que hace para que algo pase, hay
gente que se detiene a mirar lo que pasa, y hay gente que ni se imagina lo que
pasa… y estamos aquellos que hacemos, miramos e imaginamos...”
Todos somos conscientes del compromiso que asumimos. Sabemos
que es difícil trabajar codo a codo con nuestros pares cuando la sociedad
atraviesa crisis continuamente: crisis económica, crisis social, crisis
educativa, crisis cultural, crisis familiar…
El trabajo altruista y desinteresado en pos de los objetivos
planteados se vuelve más que importante, ya que el voluntariado que los tiempos
nos exigen no es fácil. Día tras día vamos a escuchar pálidas, vamos a
encontrar piedras en el camino, vamos, incluso, a confrontar con ideas
distintas a las nuestras, producto de la desinformación, la ignorancia y la
negligencia que abundan entre nuestros vecinos, amigos y familiares. Somos
nosotros, quienes queremos aportar nuestro granito de arena para construir un
mundo mejor, los que debemos tomar la iniciativa en el ámbito ambiental y
social, ya que nos estamos preparando para eso.
La posición que alcanzamos, el logro obtenido gracias al
esfuerzo dedicado de manera individual y colectiva y por el apoyo recibido, nos
dignifica.
Sabemos también que no es fácil enarbolar preceptos
ideológicos en tiempos en los que la única idea que sobresale en el común de la
gente es el egocentrismo. Nuestra misión no es volvernos fanáticos
ambientalistas, sino hacer lo que tengamos a nuestro alcance, y más, en las
oportunidades que podamos. Es pelear como grupo de trabajo… amigos… jóvenes… no
sólo por el respeto que la naturaleza y la sociedad merecen, sino la búsqueda
constante del progreso a través de la concientización. Nunca subestimemos el
poder de la palabra y el ejemplo en cuestiones vitales, porque los ojos de
muchas personas van a estar encima nuestro.
Aristóteles conceptualizó el hombre como un ser social. Y
hoy nosotros somos el fiel ejemplo, explotando nuestras capacidades
individuales en un grupo, y juntos, podremos crecer.
Es hora de que formalicemos ese rol en la sociedad.
No son tiempos fáciles, todos tenemos problemas, y más de
una vez vamos a tener ganas de bajar los brazos con muchas cosas, y más de una
vez vamos a ser víctimas de nuestro propio sentimiento y voluntad, pero, este
grupo de trabajo… amigos… jóvenes… no estamos solos. Tenemos objetivos que
cumplir. El ambiente y la sociedad están en crisis. Nosotros podemos hacer algo
por las dos partes.
Tenemos un pasado
del que aprender, un presente que cambiar, y un futuro por escribir.-
Hoy, habiendo pasado ya bastante más agua bajo este puente, estoy orgulloso de no haberme desviado nunca de aquellas humildes palabras, y por demás de orgulloso de saber que quienes compartieron conmigo ese compromiso, aún siguen a mi lado...
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