La sangre y los Testigos de Jehová: derechos, responsabilidades y libertades

Vuelvo a escribirles por acá después de un tiempito... sepan entender, estoy hasta las manos con muchas responsabilidades y creo que este blog que con mucho afecto comparto con todos y todas requiere atención y buenas publicaciones...
En esta oportunidad, quiero dejar expresa una muy humilde opinión que compartí recién con los chicos del Proyecto Antisectas, suscitada a raíz del debate que se plantea entre nosotros, las personas comunes y corrientes, cada vez que algún Testigo de Jehová hospitalizado hace pública su decisión de no aceptar transfusiones de sangre (parcial o completa, según pueden expresarse ante escribano público certificado).
Haciendo clic acá, llegarán a la explicación que consta en el sitio oficial de esta... "secta" (para algunos, entre los que me incluyo) o "religión" (para otros tantos)... sobre ésta doctrina que profesan.

Bien, dicho esto, les comparto esta opinión:

Gente, quiero dejar una humilde opinión acá... y más que criticar cuestiones de moralina, me voy a detener en un análisis que roza lo técnico-jurídico, y tiene que ver con la concepción de "Estado" que tenemos como sociedad...
Creo que un Estado debe garantizar no sólo los derechos efectivos de todas las personas que habiten el suelo argento, sino también demandar (de maneras razonables) ciertas responsabilidades civiles. Por ejemplo: a lo largo de nuestra vida, tenemos que colocarnos ciertas vacunas para prevenir enfermedades; ésto no sólo nos beneficia como individuos, sino también en lo colectivo, ya que sanos, no exponemos a los demás a una enfermedad (me siguen?). Sostengo firmemente que el Estado debe también no sólo fomentar sino también favorecer un paquete de alternativas médicas reales para aquellos ciudadanos que por cuestiones de fe o personales no acepten las terapias tradicionales (caso de los Testigos de Jehová y su abstención del uso de sangre).
Ahora, más allá de eso, la realidad es la que se ve en el día a día, y me parece que la salud de la población (y por lo tanto, de cada individuo) debe ser no sólo una responsabilidad puntual, sino también del Estado mismo, por lo que debería existir una legislación que regule y dé marco, y no que existan estos consentimientos... por una cuestión muy simple: las libertades individuales no pueden estar por encima de las responsabilidades del Estado ni de los objetivos y propósitos del mismo. Claro, la realidad también nos muestra que en materia de Salud, el Estado también está lejos de poder garantizar derechos (basta con ver cómo mueren los chicos en el norte y en zonas bajas de cada gran ciudad del país).
Y apelando a algo que no me gusta para nada (me considero totalmente apateísta), como la "cuestión de la fe", en última instancia, aquellos que creen en un "Dios misericordioso" y bla bla bla, deberían ecomendarse a él y dejar que actúe según sus "maneras misteriosas" y bla bla bla. Incluso, si eso significa que un comité médico-científico decida que la mejor opción es transfundir sangre.
Vuelvo a decir, desde mi corta óptica, que como deberíamos avanzar en tratamientos médicos reales alternativos, pero en tanto y cuanto esto no suceda, la bioética y las políticas de Estado deben estar por encima de las libertades individuales cuando se esté en riesgo de muerte.
Sin ánimos de ofender a nadie y a ninguna fe, y tratando de respetar ciertas creencias, creo esto. No dejemos que nuestros prejuicios nos impregnen de una emoción negativa a la hora de opinar, sino más bien, tratemos de buscar diálogo y consenso para arribar a conclusiones que construyan desde lo lógico y lo real.-

Ésta es una tarjeta que los Testigos de Jehová menores de edad e hijos menores de Testigos de Jehová deben llevar consigo siempre como "protección" en caso de padecer una emergencia médica que requiera una transfusión de sangre.

Aclaro que considero que esto vale tanto para adultos como para menores de edad cuyos padres (uno o ambos) son responsables legalmente, aún por encima de su fe. En pocas palabras, considero que nuestra Justicia está por encima de cualquier "justicia divina" que pueda usarse como argumento, por el hecho de que su "dios" no se somete a nuestras leyes. "Dios" no está contemplado en la legislación del Hombre. Y está bárbaro que así sea. Primero, el derecho por ley a la vida.-